martes, 1 de febrero de 2011

Mil quinientas


Hubo un día
que duro mil quinientas
y nadie lo controlo
nadie le impidió que me vuelva loco
me acaricio el pelo
mientras me consumía con sus ojos
me llene de colores
de alucinaciones
y de paso me enamore
de sus dedos finos
de sus piernas largas
de sus ojos café
de su modo de ver la vida
y de todo lo que guardaba abajo de su ropa



1 comentario:

  1. qué cute.
    voy a considerar tu propuesta (el tema es que ando corta de plata) pero vemos.
    y sí supongo que es cierto, a veces es más fácil con alguien al lado.
    un beso, campeón :)

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