sábado, 11 de septiembre de 2010

Reflexiones desde mi casa 2


Tuve una semana pésima, de esas que podrían ser la excusa para renunciar a todo, aun que ese tipo de iniciativas nunca fueron un problema para mí, dejar algo, casi es una patología. Me aburro rápido de las cosas y siempre estoy cambiando, creo que es por que cuando tuve estabilidad en algo lo hice mal. Es como cuando una chica te da su teléfono en un bar, vos que con dos cervezas encima te animaste a hablarle y pudiste sostener una mínima conversación, primero lo vez como un logro y segundo te llena de miedo, obviamente no la llamas. Y aun que los últimos dos años pudiste ver todo mas claro, sigue estando nublado el horizonte, pero un poco se disipo lo que te oscurecía. Como saber si uno es feliz, si no hay manera de medirlo, incluso en mi caso, soy feliz en momentos. Soy feliz en partes, primero las piernas, segundo los brazos y en algún momento el pecho. Sigo con un día pésimo y la decisión de hoy es dormir.

1 comentario:

  1. No pretendas alcanzar la felicidad eterna, porque no existe.
    Así que consuélate con experimentarla de vez en cuando en un bar, en tu sofá o una tarde fría en la ventana con la nariz helada.

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