¡Espero la disfruten!
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Nunca fui a Disney, de Lautaro
García.
Editorial Milena Caserola
“Ser feliz es estar en la cama con gripe”, dice Lautaro García en
uno de sus poemas; porque de otra manera, es decir, afuera, a la intemperie –lidiando
con las cosas y sus imponderables o apenas con lo cotidiano de los días–, eso
que suele llamarse “opacidad” se manifiesta. Y a veces duele. Y hay que ponerle
el cuerpo o la palabra, que acá es la misma cosa: la intención en tren de
iluminar la experiencia, la suya y personal –y que nos involucra– para darle el
cariz. Hay una voz, y se la escucha. Eso es virtuoso. Diferentes momentos y una
manera reconocible, austera, justa, de decírnoslo. Ese es su trabajo y así lo
asume: “Me siento un obrero de lo mío/trabajo
sobre la altura/sin casco”. Estrellarse es el riego, el riesgo de todos, y
mucho más si se anda en patineta, la de la infancia y que supone algún paraíso perdido
–repito, el de todos nosotros– quienes lo escuchamos. Y nos involucramos para
entender, para que nos diga: “Esa es la
onda”, por si no nos dimos cuenta. Me encanta eso, el estar adentro de una
escritura, muy al lado, ese poema que no te deja afuera, que sabe que vos estás
ahí también, que te tira una, muy
buena, con una apabullante verdad y una síntesis no menor –y lo hace así porque
te considera un amigo, un igual– y yo lo escucho así: Mirá, flaco, “hasta que
no te llueve por dentro no te das cuenta de nada”. No obstante, hay algo más,
lo mejor de todo, y eso sí sería imperdonable que no te dieras cuenta, y te lo
dice de múltiples maneras, a vos, lector, por si te distrajiste alguna vez: el
amor es lo más fuerte. Es notable cómo a esa voz poética que mencionaba se la
descubra enamorada. Directa e indirectamente todos los poemas hablan de eso. Y
de la ausencia de ese amor. No es poca cosa y también original en eso. Hay que
animarse al romanticismo. “Sí, soy un tonto/un
cursi. ¿Pero qué tonto cursi te amó más que yo? Viste, es imposible”.
Etiam et volo. Queremos más poemas así.
Por
José María Gómez